jueves, 12 de enero de 2012

Parto en negro.



Parto en negro.

Siento que la gente
se cruza de acera
al verme circundar
con mi negra túnica
sus alientos.
Como si de una pandemia se tratase,
el desgarro de una madre
que ha enterrado a un hijo
también es contagioso.
Por ello,
la gente se aparta
oteando con disimulo
como vamos pariendo a cada minuto
rompiendo aguas por la retina.

jueves, 11 de febrero de 2010


El beso de la aurora.

En algunas ocasiones
la aurora
nos roba un beso por sorpresa,
pueril y traidora
nos destapa su rostro mas afable
pintado nuestros labios
de pasional carmín escarlata.
Y surcamos los bulevares
con la pletórica emanación
de un áurea que divina
acoge el trasluz de nuestra sombra.
Ahuyentando la umbría del desamparo
a cada paso, en cada esquina.
En algunas ocasiones
la aurora
un beso nos viene robando
y el sol de mediodía
con su génesis supremo
el púrpura de nuestros labios
va eclipsando.
Y mientras el día
en su cabalgata de matices
va pasando
el inclemente y gélido crepúsculo
de un amargo color cetrino
nos los va marchitando.

martes, 3 de noviembre de 2009

Premio Logroño de novela.

El escritor Martín Casariego, Premio Logroño de Novela con la obra ‘La jauría y la niebla.
El escritor Martín Casariego Córdoba (Madrid, 1962) es el ganador del Premio Logroño de Novela con la obra ‘La jauría y la niebla’. El premio está convocado por el Ayuntamiento de Logroño, la Fundación Caja Rioja y la editorial Anaya, a través de la firma Algaida.

El Jurado, presidido por la escritora Ana María Matute, Premio Nacional de Literatura y miembro de la RAE, ha decidido por unanimidad que el ganador sea el escritor madrileño. El Jurado se completa con los escritores Espido Freire, Rodrigo Fresán, Fernando Iwasaki y Manuel Hidalgo, ganador de la edición anterior. El Premio Logroño de Novela está dotado con 90.000 euros.

Martín Casariego, junto con Ana María Matute y el Jurado del Premio, participarán hoy, viernes 10 de octubre, en la mesa redonda ‘La Literatura como excusa’, que se desarrollará a las 20.00 horas en el Centro Cultural Caja Rioja-Gran Vía, en Logroño.

Moderada por la profesora de la Universidad de La Rioja, Mayte González de Garay, quien el pasado año pronunció el discurso de méritos del galardonado en el acto de investidura de Mario Vargas Llosa como Doctor Honoris Causa por la Universidad de la Rioja, la mesa redonda La literatura como excusa contará con la participación de los cinco miembros del Jurado de la II Edición del Premio Logroño de Novela.

Ana María Matute -presidenta del Jurado-, Espido Freire, Rodrígo Fresán, Manuel Hidalgo -ganador de la pasada edición- y Fernando Iwasaki conversarán sobre temas como los nexos entre las dos orillas de nuestro literatura, las relaciones entre novela, historia y presente, sus particulares influencias y gustos dentro del panorama narrativo actual, etc., en un libre intercambio de impresiones que también se abrirá a la participación del público asistente.

Una cita única e imprescindible para los letraheridos de nuestra ciudad, a través de la cual el Premio Logroño de Novela quiere ofrecer a los aficionados a la literatura riojanos el contacto directo con cinco de las voces más singulares y extraordinarias de la narrativa nacional e hispanoamericana.

Martín Casariego Córdoba

Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó a escribir a los 16 años, aunque su primera obra publicada, Qué te voy a contar, la escribió diez años después y se editó en 1989. Por ella recibió el Premio Tigre Juan a la mejor opera prima de ese año. En 1997 obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla con su sexta novela, La hija del coronel. En 1998 obtuvo el Premio de Literatura Infantil y Juvenil “Cervantes Chico”, que otorgan el Ayuntamiento y la Asociación de Libreros y Papeleros de Alcalá de Henares.

Con La primavera corta, el largo invierno (1999) y Campos enteros llenos de flores (2001), obras de largo alcance, logró merecido reconocimiento. Además de novelas y relatos, es autor de guiones de cine (hasta ahora ha escrito siempre en colaboración), entre ellos Amo tu cama rica (1991), La Fuente Amarilla (1999), o la adaptación de su novela Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero –de la que se han vendido hasta la fecha más de 150.000 ejemplares–, estrenada en 2001. Ha colaborado en distintos medios de prensa.

Su última obra para adultos es Nieve al sol (Espasa, 2004), una novela que transcurre en Madrid y en Roma, en dos tiempos separados por veinte años. En ella se combina la intriga propia de la novela negra con el intimismo y el cuidado estilo de obras anteriores como La primavera corta, el largo invierno.

Su última novela juvenil es Por el camino de Ulectra (Anaya, 2007- IV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil), una historia que transcurre en el año 2314, llena de humor pero con un trasfondo serio: la importancia de la lectura. Enfrentándose a mil peligros, unos muchachos han de llegar a un lejano planeta, Ulectra, para conectar en el Ordenador Central un chip que devolverá a los humanos la capacidad de leer.

La edad secreta de la vida.






Carl Jung describió a los años de la mediana edad, esos que van desde los cuarenta en adelante, como "la hora secreta del mediodía de la vida". Este hombre, que introdujo en el campo de la psicología cuestiones cruciales como el alma y el espíritu, avanzó un poco más en esa metáfora y dijo: "Desde la mitad de la vida en adelante sólo permanece vitalmente vivo el que está dispuesto a morir con vida".
Jung murió en 1961, a los 86 años. Hoy, sobre un final de siglo atravesado por ideas efímeras, por la levedad de los sentimientos, por la prescindencia de los compromisos profundos y, notoriamente, por la pretensión soberbia de negar el tiempo y sus valores inherentes (como son la experiencia, la sabiduría, la templanza, la capacidad de aceptación y la memoria), aquella metáfora estimula a reflexionar.
Solemos llegar a la edad mediana cabalgando sobre temores y creencias, como si se aproximara la hora de despedirnos de nuestras pasiones, de nuestra capacidad amatoria, de nuestro potencial creativo, de nuestro poder de seducción, de nuestra salud física, de nuestra posibilidad de inaugurar, en fin, nuevas opciones existenciales. Son prejuicios no avalados por la experiencia propia. Y la experiencia ajena es la mayoría de las veces intransferible, al menos en temas existenciales.

Un día, una vida
¿Qué ocurre si hacemos de un día cualquiera la metáfora de toda la vida? El mediodía es un límite que carece de elasticidad. Entre las 12 y las 13 horas la primera mitad de la jornada encuentra su frontera insobornable. No hay confusiones cuando se toma al mediodía como referencia. Nuestra experiencia nos enseña que casi todas las actividades y compromisos que tienen que ver con la exigencia, con el deber y con la obligación se ubican, generalmente, en esa mitad del día. Ejemplos: compromisos laborales y profesionales, los trámites bancarios más urgentes, llevar a los chicos a la escuela, diligencias en instituciones y oficinas vinculadas con diferentes aspectos de nuestra vida doméstica y cotidiana, viajes forzosos, procedimientos vinculados con la salud (análisis, exámenes), pagos, etc., etc.
La primera mitad del día es el tramo de lo perentorio; es la fase en la cual debemos cumplir con toda una serie de actividades que, muchas veces, están determinadas por exigencias externas a nosotros. Cuando dan las 13 ya no quedan dudas que el mediodía ha quedado atrás.
¿Cuándo termina, en cambio, la segunda mitad del día? Se abre un espectro de respuestas tan amplio como la percepción humana y como la experiencia de cada persona. Hay trasnochadores impenitentes y hay gente que se acuesta temprano. Existen los que gustan de las reuniones sociales o actividades culturales nocturnas y los que prefieren un pronto retiro con su familia, sus afectos, sus libros, su computadora, su programa favorito de tevé, un vídeo postergado, o una soledad elegida. Hay quienes reposan mientras otros gastan cafés o vinos lentos en largas y fraternales confidencias. Mientras unas parejas descansan, otras hacen el amor.
En la segunda mitad del día se instalan, habitualmente, las elecciones.Aparecen vocaciones ignoradas, despiertan pasiones dormidas, descubrimos habilidades impensadas, somos capaces de intuiciones desconocidas, se nos revelan nuevas formas de amar, de crear, de trabajar. Del mediodía en adelante las horas parecen pertenecernos más, el tiempo corre con otro ritmo, más cercano al de nuestra cadencia interior que al de las imposiciones exteriores. Acaso es más nuestra fatiga, pero también creció nuestra conciencia.

La verdadera madurez
¿No dedicamos la primera mitad de nuestra vida a cumplir con los deberes de seres sociales (completamos la escolaridad, decidimos nuestro destino laboral o profesional, nos casamos, fundamos una familia)? ; ¿no se abre ante nosotros el mediodía de la vida como un territorio en el que, munidos de nuestra responsabilidad, podemos desarrollar las potencialidades que hemos venido madurando?
Madurar, dice el diccionario, significa "adquirir sazón una fruta".
¿Puede un fruto adquirir sazón si se lo despoja del tiempo? Nos ha llevado tiempo, vivencias, emociones, sentimientos, razón y pensamientos alcanzar el mediodía de la vida. ¿Por qué no extendernos confiados hacia el espacio abierto desde allí en adelante? "La luna creciente y la luna menguante -decía Jung al hablar de esta hora secreta de la vida- describen una misma curva". Nuestra parábola estaría incompleta si, olvidados de que somos tiempo, pretendiéramos despojarnos de él.
El mediodía es la mitad del tiempo sólo para los devotos del positivismo. Para quienes creen que siempre dos más dos es cuatro o que doce horas son la mitad de veinticuatro. Podemos contar hasta doce. Es un cálculo preciso y rápido. Pero si contamos a partir de doce... ¿dónde terminamos? ¿Cuándo terminamos?
Mientras la mañana se vive a todo o nada, las horas que conducen desde el mediodía en adelante permiten, con su cadencia, levantar la vista, mirar el cielo y advertir cómo cambian sus matices, sus colores, su profundidad. En la tarde, en el atardecer, en la noche, es posible ver el cielo sin enceguecerse. Y el observador atento no sólo puede advertir estrellas que nacen y que mueren, brillos fugaces y eternos, figuras y desplazamientos. Con el reposo llega también una certeza, un descubrimiento que se repite una y otra vez, en el cumplimiento de un ciclo eterno y reparador: lo que espera al final de todo, es siempre un nuevo día.
Sergio Sinay.

viernes, 30 de octubre de 2009

De mente.




Fingir locura, es a veces cordura.



Pernocta entre pasillos sin maquillar
Así, indolente ,precisa
escrudrinando
tras las virutas del humo sangrante.
Pasea, y se asombra,
del serpenteo en pasos doblegados
tras el furor de párpados carcomidos.

Y trasmuta sus vergüenzas
en comisuras de labios impedidos.

Labios de plástico emanando humo de vida.
Vida.!.si vida!
En estas oxidadas neuronas yacen
malabaristas que sin lonas
obturan miradas ausentes
revenidas en rejas de atajos.
Laberinto supurante de la mente.
aletargando la vida
( sólo pernocta ,destilando esencia)
!Locura!
Nada tengo ,nada soy
No obstante.
Dueña soy del legado mas poderoso
ese que os empequeñece ante mis ojos
¿Sabéis decir quién de los dos es más cuerdo?
¿Quien vaga por mis umbrales errante
sin una meta?
O las metas errantes
traspasando mis umbrales?
Dadme las metas del demente.
Y llevaros las mentes en retorcidas virutas
de aquel que da en llamarse.
"Cuerdo"
con necia avaricia en la frente.

Remisión de condena.




Atormenta cada segundo
con tu erguida sombra de ciprés yerto,
venas pervertidas en la inhóspita noche
del mantra que galopa en el injerto.

Volverás.
Te perdiste en océanos cenagosos
donde las sirenas entonan
cánticos sin sonidos,
La sangre de las hieles beberás.

Para no sentir el dolor que sientes,
para el dolor que sin sentir sientes.

Escarba sobre tu cuerpo la fosa diabólica
donde no quedan más surcos.
Otea las mariposas que te acuchillan con su estilete
y grita al crepúsculo tu mantra.

Galopa sin bridas.
¿Tú? eres el más fiel de los jinetes.
Que tu siniestra no sepa de diestras,
que las estrellas sean tus aliadas con su aguijón.

Volverás,
Con tus ramilletes
de lunas tambaleantes envueltas en algodones.
Y cuando vuelvas,
te arrullaré entre mis brazos y redimiré
esta condena.
Y quizás..sólo quizás
todo se resuelva.

Para seguir vivos sin sufrir,
para sufrir por estar vivos.

Volverás.



Quizás sea mejor así.
Soslayar el impreciso calendario
en un susurro sin medida preñado de instantes.
Que no despierten las quimeras
del mugriento y supurante catre
donde rezuman sigilosas.

Y proseguir
tachando hojas en blanco.

Blancas como ese vestido de novia
hoy inmaculado…
mañana ajado en el ceremonial amoroso
y futuro de un sueño enclaustrado en naftalina.

Quizás sea mejor así,
que tachar hojas negras.

Negras como el enlutado atavió de una viuda
O contra natura
De madre que entierra sus entrañas.

Hoy azabache…
Mañana lóbrego ,como alud de turba
y futuro de tuétano desgarrado en lápidas inmortales.

Quizás sea mejor así.
Callar y esperar…a que la suerte
se presente de cara.
O la cara sonría a la suerte.