martes, 3 de noviembre de 2009

Premio Logroño de novela.

El escritor Martín Casariego, Premio Logroño de Novela con la obra ‘La jauría y la niebla.
El escritor Martín Casariego Córdoba (Madrid, 1962) es el ganador del Premio Logroño de Novela con la obra ‘La jauría y la niebla’. El premio está convocado por el Ayuntamiento de Logroño, la Fundación Caja Rioja y la editorial Anaya, a través de la firma Algaida.

El Jurado, presidido por la escritora Ana María Matute, Premio Nacional de Literatura y miembro de la RAE, ha decidido por unanimidad que el ganador sea el escritor madrileño. El Jurado se completa con los escritores Espido Freire, Rodrigo Fresán, Fernando Iwasaki y Manuel Hidalgo, ganador de la edición anterior. El Premio Logroño de Novela está dotado con 90.000 euros.

Martín Casariego, junto con Ana María Matute y el Jurado del Premio, participarán hoy, viernes 10 de octubre, en la mesa redonda ‘La Literatura como excusa’, que se desarrollará a las 20.00 horas en el Centro Cultural Caja Rioja-Gran Vía, en Logroño.

Moderada por la profesora de la Universidad de La Rioja, Mayte González de Garay, quien el pasado año pronunció el discurso de méritos del galardonado en el acto de investidura de Mario Vargas Llosa como Doctor Honoris Causa por la Universidad de la Rioja, la mesa redonda La literatura como excusa contará con la participación de los cinco miembros del Jurado de la II Edición del Premio Logroño de Novela.

Ana María Matute -presidenta del Jurado-, Espido Freire, Rodrígo Fresán, Manuel Hidalgo -ganador de la pasada edición- y Fernando Iwasaki conversarán sobre temas como los nexos entre las dos orillas de nuestro literatura, las relaciones entre novela, historia y presente, sus particulares influencias y gustos dentro del panorama narrativo actual, etc., en un libre intercambio de impresiones que también se abrirá a la participación del público asistente.

Una cita única e imprescindible para los letraheridos de nuestra ciudad, a través de la cual el Premio Logroño de Novela quiere ofrecer a los aficionados a la literatura riojanos el contacto directo con cinco de las voces más singulares y extraordinarias de la narrativa nacional e hispanoamericana.

Martín Casariego Córdoba

Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó a escribir a los 16 años, aunque su primera obra publicada, Qué te voy a contar, la escribió diez años después y se editó en 1989. Por ella recibió el Premio Tigre Juan a la mejor opera prima de ese año. En 1997 obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla con su sexta novela, La hija del coronel. En 1998 obtuvo el Premio de Literatura Infantil y Juvenil “Cervantes Chico”, que otorgan el Ayuntamiento y la Asociación de Libreros y Papeleros de Alcalá de Henares.

Con La primavera corta, el largo invierno (1999) y Campos enteros llenos de flores (2001), obras de largo alcance, logró merecido reconocimiento. Además de novelas y relatos, es autor de guiones de cine (hasta ahora ha escrito siempre en colaboración), entre ellos Amo tu cama rica (1991), La Fuente Amarilla (1999), o la adaptación de su novela Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero –de la que se han vendido hasta la fecha más de 150.000 ejemplares–, estrenada en 2001. Ha colaborado en distintos medios de prensa.

Su última obra para adultos es Nieve al sol (Espasa, 2004), una novela que transcurre en Madrid y en Roma, en dos tiempos separados por veinte años. En ella se combina la intriga propia de la novela negra con el intimismo y el cuidado estilo de obras anteriores como La primavera corta, el largo invierno.

Su última novela juvenil es Por el camino de Ulectra (Anaya, 2007- IV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil), una historia que transcurre en el año 2314, llena de humor pero con un trasfondo serio: la importancia de la lectura. Enfrentándose a mil peligros, unos muchachos han de llegar a un lejano planeta, Ulectra, para conectar en el Ordenador Central un chip que devolverá a los humanos la capacidad de leer.

La edad secreta de la vida.






Carl Jung describió a los años de la mediana edad, esos que van desde los cuarenta en adelante, como "la hora secreta del mediodía de la vida". Este hombre, que introdujo en el campo de la psicología cuestiones cruciales como el alma y el espíritu, avanzó un poco más en esa metáfora y dijo: "Desde la mitad de la vida en adelante sólo permanece vitalmente vivo el que está dispuesto a morir con vida".
Jung murió en 1961, a los 86 años. Hoy, sobre un final de siglo atravesado por ideas efímeras, por la levedad de los sentimientos, por la prescindencia de los compromisos profundos y, notoriamente, por la pretensión soberbia de negar el tiempo y sus valores inherentes (como son la experiencia, la sabiduría, la templanza, la capacidad de aceptación y la memoria), aquella metáfora estimula a reflexionar.
Solemos llegar a la edad mediana cabalgando sobre temores y creencias, como si se aproximara la hora de despedirnos de nuestras pasiones, de nuestra capacidad amatoria, de nuestro potencial creativo, de nuestro poder de seducción, de nuestra salud física, de nuestra posibilidad de inaugurar, en fin, nuevas opciones existenciales. Son prejuicios no avalados por la experiencia propia. Y la experiencia ajena es la mayoría de las veces intransferible, al menos en temas existenciales.

Un día, una vida
¿Qué ocurre si hacemos de un día cualquiera la metáfora de toda la vida? El mediodía es un límite que carece de elasticidad. Entre las 12 y las 13 horas la primera mitad de la jornada encuentra su frontera insobornable. No hay confusiones cuando se toma al mediodía como referencia. Nuestra experiencia nos enseña que casi todas las actividades y compromisos que tienen que ver con la exigencia, con el deber y con la obligación se ubican, generalmente, en esa mitad del día. Ejemplos: compromisos laborales y profesionales, los trámites bancarios más urgentes, llevar a los chicos a la escuela, diligencias en instituciones y oficinas vinculadas con diferentes aspectos de nuestra vida doméstica y cotidiana, viajes forzosos, procedimientos vinculados con la salud (análisis, exámenes), pagos, etc., etc.
La primera mitad del día es el tramo de lo perentorio; es la fase en la cual debemos cumplir con toda una serie de actividades que, muchas veces, están determinadas por exigencias externas a nosotros. Cuando dan las 13 ya no quedan dudas que el mediodía ha quedado atrás.
¿Cuándo termina, en cambio, la segunda mitad del día? Se abre un espectro de respuestas tan amplio como la percepción humana y como la experiencia de cada persona. Hay trasnochadores impenitentes y hay gente que se acuesta temprano. Existen los que gustan de las reuniones sociales o actividades culturales nocturnas y los que prefieren un pronto retiro con su familia, sus afectos, sus libros, su computadora, su programa favorito de tevé, un vídeo postergado, o una soledad elegida. Hay quienes reposan mientras otros gastan cafés o vinos lentos en largas y fraternales confidencias. Mientras unas parejas descansan, otras hacen el amor.
En la segunda mitad del día se instalan, habitualmente, las elecciones.Aparecen vocaciones ignoradas, despiertan pasiones dormidas, descubrimos habilidades impensadas, somos capaces de intuiciones desconocidas, se nos revelan nuevas formas de amar, de crear, de trabajar. Del mediodía en adelante las horas parecen pertenecernos más, el tiempo corre con otro ritmo, más cercano al de nuestra cadencia interior que al de las imposiciones exteriores. Acaso es más nuestra fatiga, pero también creció nuestra conciencia.

La verdadera madurez
¿No dedicamos la primera mitad de nuestra vida a cumplir con los deberes de seres sociales (completamos la escolaridad, decidimos nuestro destino laboral o profesional, nos casamos, fundamos una familia)? ; ¿no se abre ante nosotros el mediodía de la vida como un territorio en el que, munidos de nuestra responsabilidad, podemos desarrollar las potencialidades que hemos venido madurando?
Madurar, dice el diccionario, significa "adquirir sazón una fruta".
¿Puede un fruto adquirir sazón si se lo despoja del tiempo? Nos ha llevado tiempo, vivencias, emociones, sentimientos, razón y pensamientos alcanzar el mediodía de la vida. ¿Por qué no extendernos confiados hacia el espacio abierto desde allí en adelante? "La luna creciente y la luna menguante -decía Jung al hablar de esta hora secreta de la vida- describen una misma curva". Nuestra parábola estaría incompleta si, olvidados de que somos tiempo, pretendiéramos despojarnos de él.
El mediodía es la mitad del tiempo sólo para los devotos del positivismo. Para quienes creen que siempre dos más dos es cuatro o que doce horas son la mitad de veinticuatro. Podemos contar hasta doce. Es un cálculo preciso y rápido. Pero si contamos a partir de doce... ¿dónde terminamos? ¿Cuándo terminamos?
Mientras la mañana se vive a todo o nada, las horas que conducen desde el mediodía en adelante permiten, con su cadencia, levantar la vista, mirar el cielo y advertir cómo cambian sus matices, sus colores, su profundidad. En la tarde, en el atardecer, en la noche, es posible ver el cielo sin enceguecerse. Y el observador atento no sólo puede advertir estrellas que nacen y que mueren, brillos fugaces y eternos, figuras y desplazamientos. Con el reposo llega también una certeza, un descubrimiento que se repite una y otra vez, en el cumplimiento de un ciclo eterno y reparador: lo que espera al final de todo, es siempre un nuevo día.
Sergio Sinay.

viernes, 30 de octubre de 2009

De mente.




Fingir locura, es a veces cordura.



Pernocta entre pasillos sin maquillar
Así, indolente ,precisa
escrudrinando
tras las virutas del humo sangrante.
Pasea, y se asombra,
del serpenteo en pasos doblegados
tras el furor de párpados carcomidos.

Y trasmuta sus vergüenzas
en comisuras de labios impedidos.

Labios de plástico emanando humo de vida.
Vida.!.si vida!
En estas oxidadas neuronas yacen
malabaristas que sin lonas
obturan miradas ausentes
revenidas en rejas de atajos.
Laberinto supurante de la mente.
aletargando la vida
( sólo pernocta ,destilando esencia)
!Locura!
Nada tengo ,nada soy
No obstante.
Dueña soy del legado mas poderoso
ese que os empequeñece ante mis ojos
¿Sabéis decir quién de los dos es más cuerdo?
¿Quien vaga por mis umbrales errante
sin una meta?
O las metas errantes
traspasando mis umbrales?
Dadme las metas del demente.
Y llevaros las mentes en retorcidas virutas
de aquel que da en llamarse.
"Cuerdo"
con necia avaricia en la frente.

Remisión de condena.




Atormenta cada segundo
con tu erguida sombra de ciprés yerto,
venas pervertidas en la inhóspita noche
del mantra que galopa en el injerto.

Volverás.
Te perdiste en océanos cenagosos
donde las sirenas entonan
cánticos sin sonidos,
La sangre de las hieles beberás.

Para no sentir el dolor que sientes,
para el dolor que sin sentir sientes.

Escarba sobre tu cuerpo la fosa diabólica
donde no quedan más surcos.
Otea las mariposas que te acuchillan con su estilete
y grita al crepúsculo tu mantra.

Galopa sin bridas.
¿Tú? eres el más fiel de los jinetes.
Que tu siniestra no sepa de diestras,
que las estrellas sean tus aliadas con su aguijón.

Volverás,
Con tus ramilletes
de lunas tambaleantes envueltas en algodones.
Y cuando vuelvas,
te arrullaré entre mis brazos y redimiré
esta condena.
Y quizás..sólo quizás
todo se resuelva.

Para seguir vivos sin sufrir,
para sufrir por estar vivos.

Volverás.



Quizás sea mejor así.
Soslayar el impreciso calendario
en un susurro sin medida preñado de instantes.
Que no despierten las quimeras
del mugriento y supurante catre
donde rezuman sigilosas.

Y proseguir
tachando hojas en blanco.

Blancas como ese vestido de novia
hoy inmaculado…
mañana ajado en el ceremonial amoroso
y futuro de un sueño enclaustrado en naftalina.

Quizás sea mejor así,
que tachar hojas negras.

Negras como el enlutado atavió de una viuda
O contra natura
De madre que entierra sus entrañas.

Hoy azabache…
Mañana lóbrego ,como alud de turba
y futuro de tuétano desgarrado en lápidas inmortales.

Quizás sea mejor así.
Callar y esperar…a que la suerte
se presente de cara.
O la cara sonría a la suerte.

Hay un lobo en mi entraña
que pugna por nacer
Mi corazón de oveja, lerda criatura
se desangra por él

&&&&

Por qué si soy oveja
deploro mi ovina mansedumbre
Por qué maldigo mi pacífica cabeza
vuelta hacia el sol
Por qué deseo ahogarme
en la sangre de mis brutas hermanas
apacentadas

&&&&

Me parieron de mala manera
me parieron oveja
Soy tan desgraciada y temerosa
No soy más que una oveja pordiosera
Me desprecio a mí misma
cuando escucho a los lobos
que aúllan monte adentro

&&&&

Yo, la oveja soñadora,
pacía entre las nubes
Pero un día la loba me tragó
Y yo, la estúpida cordera,
conocí entonces la noche
la verdadera noche
Y allí en la tiniebla
de su entraña de loba
>me sentí lobo malo de repente

&&&&

Si me dieran a optar
sería lobo
Pero qué puedo hacer si esta pobre pelleja
no relumbra como la noche negra
y estos magros colmillos no muerden ni desgarran

Si me dieran a optar
sabría acometer como acometa ahora
esta mísera alfalfa, famélica, ovejuna

Si me dieran a optar
los bosques silenciosos serían mi guarida
y mi aullido ominoso haría temblar a los rebaños
Pero qué hacer con mis albos vellones
Cómo transfigurar mi condición ovina

&&&&

Yo, la obtusa oveja,
huía tropezando con mis hermanastras
El lobo nos seguía acezando
y entonces yo, la oveja pródiga,
me quedé a la zaga
El lobo bautista me dio alcance
Se me trepó al lomo derribándome
y enterró sus colmillos en mi cuello
Vieja lobo, me dijo
Vieja loba piel de oveja
Quiero morir contigo
esperaré a los perros
La sangre me manaba a borbotones
Parecíamos un sol enterrado de cabeza
en el suelo

&&&&

Yo era una oveja mansa
Siempre miré hacia el suelo
Yo era sólo una oveja rutinaria
Yo era un alma ovejuna
sedienta de aventuras
Yo era en el fondo
una oveja aventurera
Yo deseaba convertirme
en oveja descarriada
Expreso aquí mis sinceros agradecimientos
a la piadosa águila humana
que me desgarró la yugular de un picotazo

&&&&

¡ No es menester un amo !
Amor es menester, amor lobuno
El lobo más feroz ama a su loba
y escarba y huele y hurga
y le clava los ojos y la escucha
y la loba celeste de las constelaciones
mueve la cola y ríe y lo saluda

&&&&

El lobo dio alcance a la loba
Yo lo estaba viendo
La cogió de los flancos con el hocico
lamió su vientre y aulló
irguiendo la cabeza
Yo lo estaba viendo
Yo que no soy más que una oveja asustadiza
Y puedo afirmarlo nuevamente
El lobo y la loba lloraban
restregando sus cuellos
La oscuridad les caía encima
Había un gran silencio
No había más que piedras
y los astros rodaban por el cielo

&&&&

Lobo a penalidad
Lobo y a ciegas
Lobo a fatalidad
Lobo a porfía
Lobo de natural
Lobo de ovejas
Pastor a dentelladas
Aullador de estrellas

&&&&

¡ A la loba !
gritaron los hombres ya bebidos
La bestia alzó las orejas
y corrió a refugiarse entre mis patas
Me miró a los ojos
y no había fiereza en su semblante
¡ A la loba !
volvió a escucharse el grito ya cercano
Ella agitó la cola
dio un lengüetazo en el agua
y vi sus ojos negros
recortados contra el azul del cielo
Después huyó hacia el monte
Entonces yo, la oveja libre de sospecha,
me vi sola ante los hombres
y sus negras bocas de escopeta

&&&&

Toda la tierra es tierra para el lobo
Si lluvias, lodo
Si soles, polvo
Y de rumbo los montes, las estepas
y de casa el umbral, la roca viva
y de pan el más duro de los panes

&&&&

Yo, la tonta oveja,
nadie más ignorante que yo,
me pregunto
Quién tendrá piedad del lobo
y más todavía
Quién dará sepultura al lobo
cuando muera de viejo
miope y lleno de piojos

&&&&

Se te extraña
Se te busca
Se te indaga
Se te persigue en vano
tu oculto nombre en vano
No levantar falso testimonio
contra el lobo
contra el prójimo lobo
que aúlla por su prójima

&&&&

Pasa el rebaño en fila funeraria
y atraviesa el pueblo con su fuente
Pasa el rebaño y pasa en seguimiento
de la oveja mayor, la más borrega
Pasa el rebaño en procesión sombría
y tras la huella los lobos cancerberos
van dejando un reguero de saliva
un rastro de sangre y poluciones
Pasa el rebaño y pasa por el puente
Pasan los vagabundos y los trenes
Pasa la loba amarga con sus tetas
Pasa el rebaño y pasa lentamente
Pasa la loba vieja, la más vieja
Pasa la oveja negra a guarecerse
Pasa la noche eterna, nunca aclara
Pasa el rebaño y bala hasta perderse

&&&&

Cayó la noche de bruces sobre el rebaño
La descastada oveja sintió la crispadura
Fatalizada se apartó del corral
No deseó nada más en el mundo
que la roja vaharada de la loba

&&&&

Se declaró la peste en mi familia
Vi a mis torpes madrastras
gimiendo con la lengua reseca
Murieron resignadas
arrimadas unas contra otras
Yo resistí la plaga
Ayuné, no bebí agua
Rechacé los cuidados
Y una noche a matarme
vinieron los pastores armados de palos
A matar a la loba
La única en pie
en medio del rebaño diezmado

&&&&

Déjenme a mí, la loba
Déjenme a mí, la fiera solitaria
Déjenme a mí, la bestia asoladora
Déjenme la cordera
Déjenmela a la puritana
Yo soy su sacramento
A mí me espera

&&&&

Mi palabra de honor, dijo el lobo
tan sólo quiero amarte, no te haré ningún daño
Esta bien, no hay más remedio,
arrímate a mi lado, contestó la borrega
El lobo la miró con los ojos ardiendo
La oveja le devolvió la ardiente mirada
Se estuvieron largo tiempo mirando
El lobo y la cordera tuvieron este sueño
Uno en el monte donde azota el viento
La otra en el corral
pisoteada por sus propias hermanas

&&&&

No seré nunca más prenda de nadie
Mucho menos de ti
pastor dormido contra el árbol
No debiste confiar en la oveja mendiga
No debiste confiar
en mis estúpidas pupilas aguachentas
Serás víctima de la oveja belicosa
Ya no habrá paz entre pastor y oveja

&&&&

El pastor y la loba buscaban la cordera
Persiguiendo a la oculta treparon la ladera
Se encontraron los dos, báculo y zarpa
El pastor fue más hábil, la loba derrotada
Y a los pies del zagal, la cordera perdida
surgió de los despojos de la loba abatida

&&&&

Se engaña el pastor
Se engaña el propio lobo
No seré más la oveja en cautiverio
El sol de la llanura
calentó demasiado mi cabeza
Me convertí en la fiera milagrosa
Ya tengo mi lugar entre las fieras
Ampárate pastor, ampárate de mí
Lobo en acecho, ampárame

Manuel Silva Acevedo ( Chile 1942).

jueves, 29 de octubre de 2009

Mordiendo nostalgias.




Del poemario los retazos de mi alma.




En la noche ya mordida
tibio rayo en la ventana
colándose con desgana.
El sol despunta ya su huida.
Crepuscular su guarida.
Mi alma desnudo a jirones
revolviendo en los cajones
mi silueta en el espejo
de mi cuerpo es fiel reflejo
en mi alma las confusiones.



De atardecer revestida
en mi madurez liviana
no me siento ya lozana
cruel cronos y su lamida.
Mi carne ya no es fornida
no escucho ya las canciones
de Sabina y sus pasiones.
Ni del pirata el cortejo
cojo con su catalejo
llenándome de achuchones.




Toda mi ambición cumplida.
Lo que antaño era el nirvana
con Morrison tan ufana
la Joplin tan alicaída
en su mercedes metida.
Amando sus adicciones
con sus ritmos tan bailones
recuerdos que yo festejo
con rancio sabor añejo
despiertan mis devociones.




Mi vida tornó aburrida
con blusa y americana
como buena cortesana
con vil tendencia suicida
por la ciudad soy tullida.
Que en mis empeños no cejo
velozmente me manejo,
en busca de cicerones
que con sus negros crespones
devuelvan mis ilusiones.

Escala ese peldaño.




Escala ese peldaño.
Pues tras de él se abrirán los palpitares
del susurro de árboles plagados
de promesas selladas en su fuste
maltrecho y malherido.

Gime supurando
destellos de iniciales amorosas.
Lágrimas de sangre emanan
de los sauces plañendo entre la bruma
cuando cae la tarde.

Escala ese peldaño
pues tras de él se abrirán las fieras cuencas
del tiempo pernoctando en el fecundo
regazo de Perséfone plagado
de sueños en umbría.

Escala ese peldaño
pues tras de él se abrirán esos vocablos
ataviados de avaricia.
Maltrecha tu garganta
germinará verbos sin brotar
entre el velo impávido de tu paladar.
Anhelando el minuto ansiado...
ese minuto
en que el verbo se haga carne
y retornen los éxodos de aquella
palabra sin pronunciar.

Escala ese peldaño.
Tras de el se abrirán los tenues brazos
de una dama asegurando
que es oro todo que reluce
y compra las escaleras al cielo.

Devaneos sobre el túnel.






En ocasiones pregunto
como será el fin mortal
en que cuerpo y mente adjunto
en consumación fatal
torne en enjuto difunto.


Ese túnel tan manido
fotograma de la vida
en devenir de latido
galopando en su partida
desde el útero nacido.


¿Divisaré la luz blanca
el fulgor tornasolado
que tras la travesía arranca
el vestigio del pecado
en la certera hora franca?.


Quizás lúgubre figura
presagiando a Lucifer
con baba en su comisura
y contrato de alquiler
del averno en su conjura.


O todo se desvanezca
en moléculas de polvo
mi mente obtusa perezca
sin siquiera un rapapolvo
que ni Dios ni diablo ofrezca.



Estas cuestiones azoran
fenecer es desenlace.
más mis tuétanos devoran
que sin rumbo el alma yace
y los sueños se evaporan.


¿Es la vida cruenta broma?
si después la nada espera
que mi cuerpo se carcoma
y mi esencia ni siquiera
tenga condena o diploma.


Mejor es no razonarlo
del carpe diem ser amante
del alba a la noche izarlo
con el espíritu errante
sin filosofías gozarlo.


Y penetrar en el féretro
a sabiendas que ese paso
pierde deidad en su cetro.
Ese túnel sea acaso
la fría boca de metro.

La levedad de los necios.






Olisqueando mi fracaso
las fieras depredadoras
blandiendo están a su paso
estas podridas auroras
que sucumben al ocaso.

Las alimañas me invaden
implorando las carroñas
en su terreno no horaden
yo los expurgo de roñas
así, otra victoria añaden.

Apenas queda carnaza
rapiñasteis sin precepto
el yugo de mi coraza.
Os llevasteis todo, excepto
de mi boca la mordaza.

Esa que impide os maldiga
que negar sangre doliente
es como aquel que castiga
con la cordura al demente
y al cuerdo a locura obliga.

Atesoro estas heridas.
Plasma son de mil batallas
que ya he dado por perdidas.
Tirando voy las toallas
de azabache desteñidas.

¡!Recoged estos despojos!!
acicalando arrogancias
y desde vuestros rastrojos
devorando carnes rancias
miradme bien a los ojos.

En ellos rabia inscribía
reverberando al trasluz.
La misma que percibía
mientras portaba mi cruz
y punzadas recibía.

Lamo a solas mis heridas
si queréis mas carnadura
revisad vuestras guaridas.
En su tejado hay hartura.
¿El mío? Piedras derruidas.

No son las madrugadas ( décimas)



Del poemario Los retazos de mi alma.



No son estas madrugadas
las que evocan mis anhelos
ni estos pétreos recelos
de esas fianzas ya pagadas.
En linfa yerta lacradas.
Ni victima ni verdugo
me proclamo de ese yugo
que oprime mi yugular
no acertando a calcular
quien saca a mi vida el jugo.


!No! ,no son de estos atardeceres,
los silencios mortecinos
vagando por los caminos
vacíos estos enseres
yaciendo los padeceres.
De labios que no besamos
de amores que no regamos.
de palabras escondidas
en las húmedas guaridas
de los pasos que no damos.


! No! ,no son de las estrellas
respuestas a mis cuestiones
que mi esencia hecha jirones
reivindicando esta aquellas
pisadas donde dejé huellas.
El océano desvío
con tritones mi navío.
El cuaderno de bitácora
donde mi vida decora
el odre del viento mío.


Que los días no mitigan,
los yermos de mis ocasos
de desteñidos fracasos.
Por mas que al Cosmos maldiga
pues mis días el castiga,
solo yo tengo la llave.
En mi alma inscrita la clave
de estos frágiles cristales
traspasando los umbrales
del gobierno de mi nave.

miércoles, 1 de julio de 2009

Ese frío enero ( décimas)

Ese frío enero ( décimas)


Cuando muere la esperanza
me sumerjo en un abismo
de lúgubre misticismo
y con certera templanza
recuperar la confianza.
Aquella que sin querer
perdí en un atardecer.
Que un frío día de enero
al resguardo de un bolero
anido dentro del ser.


Que ya nada me motiva
ni ese silencio que antaño
de mi lágrima era paño.
Ese silencio que esquiva
a mi me mantenía viva.
Lo he buscado entre los muros
de capiteles oscuros,
perforando mis sentidos
en mis tímpanos zumbidos
del silencio a la deriva.


En la sonrisa de un niño
una brizna de esperanza
que sostenga la semblanza
de la mirada ese guiño
impregnado de cariño.
Y desprendían la nada
de la orfandad de mi arcada.
Rebusco entre las basuras
donde perdí mis venturas
que ya ni un niño me agrada.


He buscado la esperanza
en las flores del cerezo
que del prado es aderezo.
He defendiendo a ultranza
primavera en su bonanza.
Solo he hallado hojas yertas
entre mis horas inciertas
sopor del hedor que emana
entre mis horas inciertas.


Y busco sin encontrar
quien me arrebato la alegría
que por mis venas corría.
Y me vuelvo a recostar
sin abriles encontrar.
Quebrantada el alma mía
del susurro que gemía
arrancándome el aliento
que por no sentir ni siento,
eso que antaño temía.

Vivo cautiva en mis rejas
entre áureos barrotes
henchidos de esos quijotes
que si ver molinos dejas
después no admiten las quejas.
Y esos sepulcros blanqueados
desde mi templo infiltrados
que me venden como a Cristo
beso de judas y listo.
¿Del débil? días contados.


Grito al viento mi lamento
y solo percibo ese eco
adentrándose en el hueco
de mis manos el intento.
Escurriendo ese momento.
Plañideras son las voces
deslizándose veloces
por mi corazón marchito
que el frío enero fortuito
de pena inundaron goces.